domingo, 3 de marzo de 2013

Peña Nieto, el IVA va

Roberto Morales Ayala
Zona Franca

Para asestar la puñalada trapera —el IVA en alimentos y medicinas, la no acción penal contra gobernadores priístas acusados de vínculos con el narco, la privatización de Pemex—, Enrique Peña Nieto hará uso de todos los distractores a la mano, justos o injustos, legales o no. El encarcelamiento de Elba Esther Gordillo es uno de ellos, pero va por algo más, por la presa mayor: el pueblo.
Somos un pueblo pobre con políticos caros y gandallas. Sus estrategias para gobernar se sustentan en engañar con discursos ambiguos, cobrar impuestos a diestra y siniestra y endeudar a sus gobernados. Usan la demagogia, el artificio verbal, la promesa hueca y el engaño despiadado con tal de lograr su arribo al poder, y una vez ahí, montar en la espalda de la sociedad descomunales cargas para sostener el estado de placer de quienes nos gobiernan.
En campaña, Peña Nieto ofreció que primero se garantizaría condiciones justas para la sociedad antes de pensar en el incremento del IVA; hoy ordena a su partido abrirle los candados para asestar la Ley de Herodes.
Buenos lacayos y magníficos esclavos, los priistas dijeron sí a la reforma de sus estatutos que permitió abrir los candados que impedían aprobar el IVA en alimentos y medicinas. Su asamblea nacional simplemente acató y se sumó a la fechoría que habrá de concretarse en el segundo semestre de 2013.
Cuando era candidato, Peña Nieto, descubierto en su pretensión de aplicar IVA a alimentos y medicinas, apeló a medias verdades y al lenguaje encubierto que distingue a los políticos. Sabía que reconocer que en su proyecto estaba el aumento de impuestos, le haría perder la intención de voto. Mintió a medias.
En Tercer Grado, el periodista Carlos Loret de Mola le preguntó si habría IVA en alimentos y medicinas. Peña Nieto dijo que sería una reforma integral “que permita impuestos justos y progresivos”. Lectura 1: evadía el tema. Cuando Loret interrumpió su rollo y le insistió en un “sí o no” a IVA en alimentos y medicinas, el entonces candidato del PRI a la Presidencia de México, fue tajante: “No puedo responder con un sí o un no; debe de ser parte de una reforma integral, no cabe un sí o un no”. Lectura 2: volvió a evadir el punto.
En campaña, también, Andrés Manuel López Obrador advirtió que Peña Nieto contemplaba privatizar Pemex y aplicarle un 22 por ciento de IVA a alimentos y medicinas, dizque “para financiar el desarrollo, y tengo la información”, dijo.
Los hechos van demostrando que Peña Nieto traía en el portafolios el aumento de impuestos y la pomposamente llamada reforma energética, que en el fondo es la privatización de Pemex, a través de la entrada de capitales privados, mexicanos y extranjeros, mediante contratos de servicios múltiples y contratos incentivados, que en realidad es la entrega de áreas estratégicas a los particulares.
Un analista de respeto, Álvaro Delgado, de Proceso, dice:
“Una persona que percibe mil pesos al día puede destinar, sin problema, 400 pesos en alimentos y el 15% de IVA, 60 pesos más, no es tan gravoso para satisfacer otras necesidades.
“Pero el aumento al IVA perjudica mayormente a quien cobra 100 pesos diarios: Si destina 80 pesos a los alimentos, ese impuesto significaría pagar otros 12 pesos y sólo le quedarían ocho para proveerse, por ejemplo, de transporte y vestido”.
O sea, no le queda nada para cubrir gastos de escuela, servicios de luz, agua, renta, gas, cable y esparcimiento.
El Pacto por México no fue una casualidad para darle legitimidad al gobierno de Peña Nieto. Fue más que eso. Involucra a los tres principales partidos —PRI, PAN y PRD— y tiene como misión consensuar los acuerdos que luego llegarán, digeridos y planchados, tanto a la Cámara de Diputados como al Senado.
En el Pacto por México no se habla de aplicar IVA a alimentos y medicinas, menos que sea de 16 o 22 por ciento, tampoco que se vaya a privatizar Pemex, pero en los hechos, y confesado por líderes priístas, ese es el proyecto.
El argumento para la privatización de Pemex es similar a las falacias que inventaron en su momento Vicente Fox y Felipe Calderón, pero por falta de agallas o por incapacidad, aunadas a la resistencia del PRI, no pudieron concretar: “Pemex necesita modernizarse pero carece de recursos”, justificaban. Lo que no dice es que la modernización de Pemex contempla que sean los inversionistas, privados y extranjeros, quienes se lleven las rentas petroleras.
Cuando Peña Nieto fue cuestionado por el periódico Reforma sobre el tema del IVA generalizado, incluyendo alimentos y medicinas, volvió a su actitud evasiva.
Entre aquellas palabras y lo que hoy, como Presidente, hace, hay una distancia abismal. Peña Nieto le ordena al PRI que reforme sus estatutos para aplicar IVA en alimentos y medicinas; somete al PAN y al PRD con el Pacto por México; desliza que el IVA en esos dos rubros será de 16 por ciento, y aplica medidas que van en contra de la economía de más de 100 millones de mexicanos.
Si esas hubieran sido sus propuestas de campaña y sus promesas de gobierno, seguro que hoy Enrique Peña Nieto no sería Presidente de México.
Por lo pronto, para aterrizar su reforma hacendaria, la privatización de Pemex y la no acción penal contra los ex gobernadores de Tamaulipas, Manuel Cavazos Lerma y Eugenio Hernández, acusados de vínculos con el narcotráfico, ordena la detención de la cacique del magisterio, Elba Esther Gordillo, denunciada por lavado de dinero y delincuencia organizada.
Nadie duda que Elba Esther malversó los recursos del sindicato magisterial y que su caso tiene múltiples agarraderas legales, pero hoy la espectacularidad de la acción judicial le permite a Peña Nieto mostrar el músculo y concretar la Ley de Herodes contra el pueblo, incluido el sector que ilusamente votó por él.

(romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)

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