jueves, 9 de mayo de 2013

Ni madres

Salvador Muñoz
Los Políticos

Señores... no voy a festejar con mi madre el 10 de Mayo... es más, sabrá Dios cuántas fechas habrán pasado que rara vez, nos reunimos para ello.
Estoy seguro que a ella le cuesta mucho entender mi posición al respecto pero la respeta, aun cuando el grueso de la población rinde culto a este día.
Pero no siempre fue así... gracias a la educación que recibí en el kínder, primaria, secundaria y prepa, donde festejaban el diez de mayo, Irma tuvo la fortuna de que yo, su hijo, celebrara con ella esta fecha.
Incluso hubo ocasiones en que la invitaba a comer, de manera especial, al “Montealbán”, donde le trae grandes recuerdos a mi madre ese restaurante... no es para menos... estoy seguro que aún palpita su corazón por el que creo fue el amor de su vida... y curiosamente, no fue mi padre.
Pero, no me juzgue un mal hijo o un monstruo... créame que la llamaré, como cada año, y le diré que pase un buen día y me contará, como cada año, que sus hijas, nietos y bisnietos, la están festejando...

II
A mí no me crea... pero algunos porteños juran que es cierto. Dicen que en las calles de Rayón e Independencia, frente al Parque Zamora del puerto, hay dos niños que este día, no festejan... dicen que sólo lanzan una pregunta... “¿Por qué?”
Evangelina, al parecer los descuida un poco... no comen bien, pasan horas encerrados en su recámara... los golpea su madre.
Así es... Evangelina rompe con el concepto de la palabra “Madre”... dijo el sacerdote: “No la juzguen”. Pero es que realmente pareciera egoísta, vanidosa, soberbia... y todavía maltrata a esos pequeños...
Ella, en lugar de cuidarlos, se la pasa de fiesta en fiesta... hay quien dice que se droga... que igual le gusta la coca, la mariguana que las pastillas...
A mí no me crea... yo nunca he visto a esos niños...

III
El reporte habla de que la madre maltrata al pequeño... la patrulla se para afuera de la casa. El niño, creo, está en el patio. Se le pregunta por su madre. Dice que no está. Su cara, sucia al igual que su ropa. Es evidente que tiene días que no se baña... ¿habrá comido? El inspector toma una decisión: “Nos lo llevamos al DIF”... voltea y me dice que lo tome en los brazos. Le digo que va a ir con nosotros y rompe en llanto... no quiere que lo separen de su madre. Poco sé de Leyes y no sé si en ese momento estaba raptando a un pequeño que, en mis brazos, clamaba por su madre mientras que una cantidad de mocos, blancos, verdes y negros por la mugre de su cara, hacían uso de mi camisa como si fuera un pañuelo.
Trataba de calmarlo y en el ajetreo, descubrimos algo a la altura de su hombro... intrigados, abrimos un poco más su camisa y yo quería llorar: Su espalda era un mapa de cicatrices, quizás de cinturonazos o de algún cable...
—¿Quién te hizo esto?
—Mi mami...
—¿Por qué?
—Porque me porto mal...
Han pasado más de 20 años de haber tomado a ese pequeño, hoy quizás un joven que no sé su destino, y aún me dan ganas de llorar, aunque no tanto como él, clamando por estar de nuevo con su madre.

IV
De Irma recuerdo un par de chanclazos no comprendidos. No sé porqué llegó y me pegó. Después hubo otro intento de pegarme con la famosa chancla. Mal hijo ha de ser aquél que no haya conocido la chancla o el cinturón... aunque realmente mal madre o padre ha de haber sido aquél que no haya dado a conocer a su hijo la chancla o el cinturón en su justo momento.
El segundo intento de Irma por darme un chanclazo no tuvo éxito... igual, no recuerdo el motivo pero no tenía ni doce años cuando me quiso pegar, sin embargo, mis piernas fueron más rápidas y mi refugio la azotea...
Si calificara a mi madre bajo las premisas inculcadas por las películas, las telenovelas, nuestra idiosincracia, el sentimentalismo burdo por una fecha establecida sabrá Dios por quién, sería tan perfecta y exacta como su madre, tu madre, vuestra madre, o cualquier madre... y le diría: ¡Gracias, madre, por haberme hecho lo que soy! pero no creo en eso...
Irma no se merece ninguna calificación por una simple razón: Quién soy para juzgar su papel como tal. La quiero. Me quiere. Eso me basta... no sé si a ella igual, pero espero que sí y si he de agradecerle algo, siempre será la bendición que me dio y los 300 pesos cuando le dije que me venía a Xalapa ¡y me dejó volar!
V
Sólo Dios sabe cuántas veces Jaime y Juan vieron el piso una y otra vez venir hacia ellos. No sé si les haya dado tiempo de llorar. A lo mejor ni fuerzas para hacerlo tenían. Evangelina fue el conducto para que jamás estos niños se separaran. Por eso dicen que los ven siempre juntos allá en Rayón e Independencia, frente al parque Zamora. Sí, sin festejar esta fecha, preguntándose por qué, ese 18 de marzo, de 1989, Evangelina Tejera Bosada habría de matarlos a golpes contra el piso, destazarlos y enterrarlos en macetones, para al final, en nuestro colectivo social, despojarla del honor de ser “madre” y endilgarle el mote de “asesina”.
No son historias de madres, tampoco de mujeres... son historias de vida, sin formalismos, modismos y sentimentalismos, que no son muy propios de este día porque ¡no tienen madre!

No hay comentarios: