jueves, 25 de julio de 2013

D10S nos cuide de los milagros


Erwin S. Bárcenas Oliveros

Un Clavo al Ataúd

“¡No la chinguen! ¡en lo único en lo que éramos buenos!” escucho gritar a tres puertas de distancia a mi siempre festivo, futbolero y bohémico vecino, mientras ve cómo el equipo “nacional” de soccer pierde (eso de nacional es por que le pertenece a la empresa llamada “Federación Mexicana de Fútbol” y que nada tiene que ver con el gobierno o el deporte nacional amateur o con alguna secretaría más allá de lo que le debe pagar a Hacienda por los millones de pes.... DÓLARES que acumulan cada temporada, generados por la venta de casi todo lo que se pueda vender en los estadios, comerciales de TV y promociones Banamets).
Mi vecino, como cientos de miles de consumidores que alguna vez hemos comprado la baratija llamada “Tricolor”, descubrió que su producto ya le pasó la fecha de caducidad; acaba de ver cómo las televisoras, que dos horas antes le cacaraqueaban una batalla memorable del equipo concentrado de la Liga “Banco Español de México” MX, contra una selección que su solo nombre es sinónimo de “por aquí ese deporte pos nomás no jala”; esas mismas televisoras que acomodaron cientos de comerciales, anuncios promocionales, “mande Tricolor al 61111” y ganaron millones de dólares con el previo, lograron tener dos horas y media pegados a la tele a todos esos a los que luego les dijeron “No, esto es una porquería, ¡no sirve!, ¿como es posible que nos vendan esto?, ¡Que decepción!”
“El pueblo tiene el equipo que se merece”: Dentro de las múltiples pláticas que he sostenido con la siempre adorada, admirada y querida diseñadora “Gabatea” Núñez, ella esgrimía un argumento difícil de contrapuntear: “Eso que llaman fútbol aquí, crea una cultura del derrotismo, crea una imagen de país perdedor”, efecto que prolonga y potencia el espíritu del “No podemos aspirar a ser más allá de unos buenos mediocres”.

“Bimbo y tele al pueblo para que no se acuerde que tiene el poder”: Vaya, nuestros avances deportivos han sido tan escasos que como cigarro para el fumador enviciado y sin mucho dinero, queman hasta el filtro con tal de consumir todo el tabaco que traía, por tanto, cuando se acaba y regresamos a la realidad, pareciera que perdimos algo muy valioso, aunque en realidad sólo nos quitó tiempo, dinero y un poco de vida. La devaluación de lo que somos como entidad patriótica, municipal a nacional, a los últimos años, también se ha ido devaluando a pasos mucho más alarmantes y porcentuales que el peso. La calidad moral de la política mexicana y nuestra fama como valentones, ha sido trastocada en el deporte nacional que tiene a todos sus dueños, jugadores y patrocinadores, extrayendo dinero sangriento a borbotones de donde los políticos ya casi no pueden: el pueblo mexicano, que a diferencia de los burócratas, a su equipo le entregan hasta el alma y a cada agresión, exigen la cabeza y la expulsación del “Masiosare extraño enemigo” que les terminó ganando el partido.

“De haber sabido, me voy a echar una reta al polideportivo Luis Donaldo Colosio”: Dos horas y media de transmisión para cada partido de vida, tiempo y dinero perdidos para cada uno de los millones de televidentes que se sentaron a ver la mediocridad de un equipo de media tabla para abajo en el panorama mundial. Horas-hombre que pudieron dedicarse por el horario estelar AAA, a la familia, el cuerpo o simplemente dormir un poco más, jugar con hermanos, hijos, amigos... caminar por la calle mientras se admira el panorama con la dama amada, la amiga o en plan de conquista... pero no, la Cultura de los Agachados ordenaba estar fielmente a la hora indicada, sentados frente al calor de hogar que genera el televisor, para consumir lo que Nuestra Señora de la Santa Señal, San Televisita Vencedora, nos tenía preparado a nosotros, los amables esclavidentes...

“Lázaro, levántate y golea”: frase con la cual, Carlos Monsiváis remataba su participación en un programa dedicado a la selección mexicana; frase muy afortunada, sobre el milagro que todos esperan a cada partido de la Selección Mexicana de Fútbol: el milagro de que esta vez nos haga una estrella más de lo Banal de las Estrellas, el milagro de golear al equipo que sea; milagro de mantenernos sentados otras dos horas y media, volviendo a vendernos ése, su primer producto “milagro”...

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