lunes, 5 de agosto de 2013

Ser pobre no es malo

Salvador Muñoz
Los Políticos

A lo mejor lo que nos hace falta es el optimismo de nuestras autoridades que es casi religioso... tan religioso como para adorar a Angel, pero no De María, que ya pasó de moda, sino a Ángel Reyna, el ídolo del momento de esta raza de bronce que tiene 90 minutos de gloria que prolonga hasta el próximo partido en el Pirata Fuente.
Invoco al optimismo, porque hace poco hablaba de otra moda, la del Pobre, en cualquiera de sus niveles: pobre extremo, pobre alimentario, pobre pendejo o pobre diablo...
Así, mientras el Gobierno ve menos pobres, yo sigo viendo a los mismos de siempre bajo el riesgo de que se incrementen y más cuando a mi bandeja de correo electrónico llega una carta que transcribo para usted:
“Estimado Salvador Muñoz
“Leo con atención su artículo sobre la Moda de los Pobres y me da gusto que por fin, alguien nos tome en cuenta entre sus artículos, aunque le preciso: Ser pobre, no es malo.

“Se ha de preguntar cómo es que llegó su artículo en mis manos... fue de manera fortuita cuando, tras conseguir unos cuantos pesos, compré tamales los cuales me envolvieron en una hoja de periódico. Tras cenar los cuatro tamales entre mi esposa y mis dos hijos, es seguro que me cayó pesada la cena, porque tuve que acudir a la letrina y fue ahí donde alumbrado con una vela, descubrí esa palabra con la que me identifiqué: Pobre.
“Mientras hacía del cuerpo lo leí y sí, tiene razón en algunas cosas pero le faltaron otras porque ser Pobre, no es malo... por ejemplo, mi preparación académica me permite accesar a los beneficios que los gobiernos nos ofrecen pues soy ‘Programador Analista’, es decir, analizo en qué programas de Gobierno puedo meter a mi esposa, a mis hijos, a los abuelos y yo, y nos metemos.
“Gracias a ello, soy un hombre de la Banca, pues mientras nos llegan los cheques para acudir al Banco, me la puedo pasar en una banca del parque buscando una oportunidad de trabajo que nunca llega, pues las empresas no valoran mis habilidades que aquí expongo.
“Ser Pobre no es malo. En términos de Salud, somos más sanos que usted, posiblemente, porque en mi caso, me basta una anforita de cañabar pa’ matar el hambre y de paso, a los microbios que tengo en la panza. Mi esposa aplica el mismo remedio, aunque ella dice que es pa’ olvidar aunque ya no se acuerda qué quería olvidar.
“Mis hijos, si usted los conociera, gozan de cabal salud al haber hecho anticuerpos con las comidas que nos regalan aquí o allá, ¡viera sus pancitas! ¡están rebozantes! Si ser pobre no es malo...
“En términos de educación, mis hijos están alejados de ese terrible vicio que azota a los jóvenes llamado internet... mi esposa no conoce las telenovelas ni eso que llaman ‘La Rosa de Guadalupe’... y si no van a la escuela los chilpayates, no es porque no tengan ganas, sino porque no tenemos ni para la cuota volun-bligatoria, para los útiles y el uniforme y además, porque en esta nueva colonia que se está apenas formando, ¡no hay escuela! y llevarlos a la más cercana implicaría gastar más en camión que en comida al día... pero no es necesario, con que sepan sumar, restar, multiplicar y dividir, además de leer y escribir, como su padre, con eso tienen para abrirse camino... ¿o cómo cree que le mandé este correo? Sí, fui al mercado Jáuregui al escritorio público para que me escribieran la carta, pero en cuanto di la dirección electrónica, me mandaron a algo que se llama ‘Café interné’... yo no quería ni un café, bueno sí, pero no tenía más que para mandarle la carta y ya me explicaron lo que tenía que hacer... he de serle sincero... yo no escribí la carta porque en mi vida sólo he agarrado nomás el lápiz y la hoja... ¡esa máquina jamás!
“Pero le insisto, ser pobre no es tan malo... ¡viera qué bonito es en cada proceso electoral cómo nos tratan nuestras autoridades, qué chulo nos hablan y cuántas cosas nos dan! ¡los niños son tan felices que dicen que cuando crezcan, votarán por el PRI! ¡Ni se diga la señora! Las elecciones son fiestas para nosotros, tenemos de todo, desde cubetas, sombrillas, camisas, láminas, sarapes, mandiles, ¡todo! y yo nomás tengo que trabajarle tantito para completar la despensa que nos hace favor el DIF de darnos...
“No, señor, ser pobre no es malo, es casi como una bendición... ya ve que hasta lo dice el cura: Más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico ojete entre al reino de los cielos... ¡tenemos pasaporte seguro!
“Por eso le digo, no es malo ser pobre, hay que saber ahorrar y mi esposa es una excelente administradora... me ahorra luz, agua, cable, internet, escuela, y hasta alimentos... pues no tenemos nada de eso en la colonia. Pero ya el líder de colonos nos prometió que el próximo alcalde va a meter todo eso, ¡y hasta laptops nos va a dar para nuestros hijos! sinceramente no sé qué sea eso, pero todo lo que venga del gobierno ¡es bueno y bienvenido! Y pobre del alcalde si no nos cumple, porque le hacemos plantón...
“Pero no le quito más su tiempo y ni el mío, porque ya estoy llegando a la hora que me dieron para que ocupara este ‘café interné’... quedo a sus órdenes:

Job Dido
Colonia La Gaviota
Xalapa, Veracruz”


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