domingo, 8 de septiembre de 2013

El tal Sr. Peña Nieto

Erwin S. Bárcenas Oliveros
Un Clavo al ataúd

Que la voluntad de la mayoría se ha hecho... que el Congreso y el Senado han velado por el interés de todos... que hoy México es un país más seguro: menos muertos, más criminales en la cárcel... que la primera dama actúa muy bien como tal, aunque sea en el papel... que la economía nacional va muy chida, picudísima... que en lo macro estamos para campeones, aunque en lo micro nos estén poniendo como campeón... que simplemente no estamos mejor porque no queremos hincarnos y aplaudirles mientras les besamos los magnánimos pies que los votos elevaron a donde están. 
Los pretextos, justificaciones, repetición infinita del discurso que el gobierno federal, estatal y secretarías de ambos repiten hasta sonar como una mala rola de Maná (o sea todas), no paran, no cesan de lastimar el oído de un pueblo que de a poco va encontrando ya el sentido al malestar y las ganas de repetir pero con sentido, esa frase que Felipe Calderón acuñó como chiste, pero hoy es más seria que nuca: ¡Ya basta!
Por tanto, de mi parte, como ciudadano, como crítico, como familiar, amigo, compadre, aliado o conocido de cientos de personas que están hoy manifestándose afuera por la defensa de su futuro, le digo al SEÑOR presidente: siguiendo el clamor popular, el de la mayoría que usted hace menos, le dejo aquí, a su gusto o consideración, el siguiente cuestionario abierto... no se preocupe, yo no tengo capacidades magisteriales, ni “evaluativas”, ni de decisión legal sobre si es usted capaz o no de contestarlo correctamente, pero confío en que, como en otras ocasiones, su equipo de asesores, equipo de control de daños y asesores de imagen profesionales, le pondrán un telepronter o le pasarán algún papelito, a lo mejor no con las respuestas correctas, pero sí con pretextos adecuados para cada una. Le recuerdo que no hay respuestas malas, sólo respuestas que a la larga o a la corta, como le guste, tendrán consecuencias sobre usted y todos nosotros:

* ¿Conoce usted el hambre, presidente?

* ¿Ha caminado cerca de dieciséis kilómetros, todos los días para llegar a su escuela, clínica, doctor o ministerio público?

* ¿Sabe el nombre de al menos cinco enfermedades comunes entre los niños de comunidades marginadas?

* ¿Tiene la cifra de niños y adolescentes que desertan a diario de las escuelas por necesidad o falta de apoyo?

* ¿Sería usted capaz de mencionar tres libros básicos de la enseñanza media superior?

* ¿Ha usted solicitado del servicio de una clínica del IMSS en lunes a las 6 am?

* ¿Ha hecho fila para esperar turno para cita?

* ¿Conoce a fondo lo que es sobrevivir quince días con un sueldo menor a 1,500 pesos?

* ¿Qué le da derecho a dar un discurso sobre lo que la nación y sus habitantes necesitan, si hasta hace dos años no había leído más que un fragmento de la Biblia?

* ¿Qué sabe usted o su equipo de lo que es mejor para todos, cuando no sabe siquiera las capitales de los estados que visita?

* ¿Cómo podemos confiar en sus negociaciones con capital extranjero si su inglés es poco más que lamentable, casi tanto como el mío?

Si es usted la mitad de lo que ha demostrado en varias ocasiones, seguramente no ha terminado de leer ni la primera parte de este texto, así que no me haré muchas esperanzas de que haya llegado a las preguntas, pero me sentiré confortado si al menos los amables lectores hoy, se hacen esas preguntas también sobre usted y los que trabajan a su lado.
No basta con seguir el guión y pararse con una sonrisa de conductor de televisa, no basta con tener una mujer bonita y estática al lado, no es suficiente con haberse puesto una banda que diga "Miss Presidente", no basta con decir que todo un país no sabe lo que es mejor para sí mismo, entonces, ¿qué le hace creer que estamos conformes con su desempeño y que no lo queremos evaluar a usted?

Twitter: @ataud
www.zoociedadanonima.com

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