Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel
“Aquí no hay trabajo ni para faquires”, dijo Titán en alguna película y partió sin dolor. ¿Qué otra cosa podría hacer? ¿Si no hay oportunidades de trabajo, de desarrollo personal y profesional? ¿Si no están las condiciones adecuadas para mejorar económicamente, formarse un patrimonio? ¿Si no hay un entorno seguro y confiable para disfrutar de esparcimiento y cultura? ¿Qué otra cosa se podría hacer? Ir a buscarlo donde hay, ¿o no? Y así ha pasado desde siempre, partimos obligados por las circunstancias de todo tipo. Lo mejor sería, claro, estar en un sitio donde hubiera todo pa’ vivir, pero muchas veces no es así y emigramos… Ya lo dice el proverbio judío: “Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver”.
Ahí tienen ustedes. Dicen que el Estado Mexicano se ha preocupado mucho más por la migración extranjera que llega a nuestro país, que de los propios connacionales que han sido desplazados o migrado de manera forzada dentro de la nación por fenómenos como la delincuencia organizada, construcción de presas hidroeléctricas, explotación de minas a cielo abierto, contaminación. (Ángeles González Ceballos, alcalorpolitico.com, 24/10/2013).
Claro, más vale que digan aquí corrió el indio que aquí quedó, o como dice La Fontaine, de nada sirve el correr; lo que conviene es partir a tiempo. Ir, permanecer en ese verbo, escribió William Deer.
De acuerdo con la encuesta “México, las Américas y el Mundo 2012-2013” del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), casi la mitad de los mexicanos preferiría vivir en el extranjero. Los números revelan que 51% de la población en general encuestada cree que la emigración es mala para el país; sin embargo, el deseo de emigrar subió de 37% en el 2010 a 42% en el 2012, teniendo como principal destino a Estados Unidos (59%) y Canadá (9 por ciento). (El Economista/24-06-13).
¿Por qué carajos tenemos que largarnos? Los motivos son varios y hay estudios al respecto. Según la encuesta “México, las Américas y el Mundo 2012-2013” del CIDE, desde el 2004, entre la población se mantiene la percepción de que las principales amenazas son las que afectan directamente la seguridad de las personas, el narcotráfico y el crimen organizado. Le siguen el calentamiento global, escasez y carestía de alimentos, desastres naturales, epidemias, violación a los derechos humanos, entre otras.
“La violencia ha provocado que centenares de familias hayan tenido que migrar de sus poblaciones hacia otras donde se sienten más seguras. Viven en albergues, malcomen y esperan el día en que puedan volver a sus tierras, sus animales y su gente”, leo en un reportaje de Vania Pegeonutt, titulado “Cuando huir es la única opción”.
Por otra parte, tangible es la fuga de cerebros, otro problema que se acrecienta por la falta de oportunidades en nuestro país.
De hecho, México ocupa el séptimo lugar entre las naciones con mayor fuga de cerebros, según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos. Pos sí, allá hay mayores oportunidades y pagan mejor, vaya, reconocen al profesionista, académico, científico, artista y creador.
El premio Nobel de Química 1995, Mario Molina, en entrevista dijo que hace falta un plan, y no sólo más presupuesto, para incentivar a la ciencia en México: "Hay que crear los empleos adecuados para que los científicos no tengan que irse. Si tenemos ingenieros e investigadores, deberíamos aprender a desarrollar tecnologías propias. Aquí no tenemos una compañía como Samsung, y no es por falta de inteligencia, es nada más porque no tenemos esa costumbre y esos recursos, pero nuestros ingenieros científicos tienen la capacidad para hacerlo". (Revista “Domingo”, No. 94, de El Universal/20-10-13).
En fin, ojalá el gobierno se aplique y vaya viendo de otra forma el asunto y resuelva. Porque el cerebro es un órgano maravilloso. Comienza a trabajar nada más levantarnos y no deja de funcionar hasta entrar en la oficina, dijera Robert Lee Frost.
Por lo pronto, ahí se ven.
Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx
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