lunes, 9 de diciembre de 2013

Cinismo, requisito en la política


Roberto Morales Ayala
Zona Franca

Ser honesto, tener ética, honrar su palabra, conducirse con alta moral o vivir en casa de cristal, no le garantiza a un político pueda elevar el vuelo. El requisito, casi una exigencia, es ser cínico.
En esa escala de antivalores se mueven quienes representan a las instituciones. Así le ocurre a Veracruz. La lucha por el poder que se vive en el estado asfixia la democracia de manera tal que los veracruzanos cada día creen menos en la política y nada, absolutamente nada, en los políticos.
Había que ver, por ejemplo, a la aún alcaldesa de Alvarado, Sara Luz Herrera Cano, en su arribo triunfal al Congreso de Veracruz, vestida de caché, olorosa a perfume fino y caro, irradiando frescura y con una sonrisa de oreja a oreja.
Sarita lucía un exagerado abrigo rojo. No cualquier rojo. Era rojo fiel, el que distinguía al régimen de su padrino, primo y protector, Fidel Herrera Beltrán. Tampoco era la Sarita de otros tiempos. Su rostroregordete matizaba imperfecciones con ostentoso maquillaje, como si la polémica señora fuera a una noche de gala y no a responder los señalamientos de ser la autora intelectual del crimen de su ex secretario particular, Michel X, el funcionario que le conocía todos sus secretos.
Sarita y cualquiera, político o no, tiene derecho a su defensa. Eso es un principio universal. Nadie esculpable hasta que se demuestra lo contrario. Es el principio de inocencia. Pero para que se lo crean debió actuar con humildad.
Frente a una acusación de tal tamaño, lo menos que debió hacer Sarita Herrera, la prima del ex gobernador, era llegar con perfil bajo y convencer que el juicio de desafuero no procede, aunque a estas alturas resulta algo inútil, pues sólo restan tres semanas para que acabe su función como alcaldesa de Alvarado y pierda la protección del fuero constitucional.
La actitud de Sara Luz Herrera es la del cínico que lleva el mensaje de poder. Fue al Congreso y con lenguaje subliminal hizo ver que pertenece al fidelismo que sigue mandando, aun cuando el gobernador Javier Duarte diga que gobierno no está cercado por el pasado, aunque todo mundo sepa que está controlado por el pasado, sometido al pasado y pervertido por el pasado, o sea por Fidel.
El otro caso es el de Salvador Manzur Díaz, que con la mayor frescura y desparpajo anuncia que buscará la dirigencia estatal del PRI y que está disponible, como las ladys de medianoche, para “servir” a su partido en cualquier lado.
Manzur supera a Sarita Herrera en cinismo. A Manzur lo pescaron en aquel video en que encabeza un complot para robarse los programas sociales del gobierno federal y convertirlo en votos para el PRI. Manzur es el personaje estelar de aquel escándalo llamado “Los mapaches de Boca del Río”.
A Salvador Manzur se le escucha decir que el programa 70 y Más —ahora 65 y Más— es “oro molido” porque convierte a sus beneficiarios, a los adultos mayores, en carne de cañón para el PRI, convirtiéndolos en esclavos que por una miseria bimestral se ven obligados, ellos y sus familiares, a darle el voto a los candidatos priistas.
Manzur fue el operador del fraude en la elección de 2013, aunque haya tenido que agachar la cabeza, hacer como que se había ido, someterse a una investigación por usar los programas sociales del gobierno federal, por haber coordinado a los delegados federales en la aplicación electoral de esos recursos, que llevó a su destitución y a estar en la mira de la Fiscalía Especializar para la Atención de Delitos Electorales, la Fepade, aunque a estas alturas no hay responsables, pese al descaro con se les ve instrumentando cómo robarse la elección.
Ese cínico Manzur fue el que puso en jaque al Pacto por México, pues en cuanto se dio a conocer el contenido del video de “Los Mapaches de Boca del Río”, los ladrones de elecciones, el Partido Acción Nacional anunció su retiro del Pacto por México al carecer limpieza el proceso electoral en Veracruz y los priistas encabezados por Javier Duarte dando muestras de seguir en las mismas, encantados de apropiarse de los programas sociales y obligar a sus beneficiarios a votar por el PRI o atenerse a las consecuencias, amenazados de ser borrados del padrón.
Por eso la democracia es tan imperfecta. Los pueblos, dicen filósofos y los politólogos, deben ser gobernados por los hombres con mayor ética y moral. Esos personajes actúan con decencia, buscando el bien de los demás. Así se construye la verdadera democracia, se logra el desarrollo de los pueblos y se le da a cada ser humano lo que el Estado está obligado a brindar.
Pero como ocurre lo contrario, como son los cínicos quienes llegan al poder, la sociedad cada vez está peor y los rezagos sociales se acentúan más.
Mario Vargas Llosa, premio Nobel de la Paz y uno de los pensadores más agudos de nuestro tiempo, plantea la necesidad de una mayor participación e la sociedad para evitar que el poder quede en “malas manos”.
“La democracia es participación —dice Vargas llosa— y, si no hay participación, se va asfixiando y desmoronando. Hay que defender la idea de que, si queremos que la política sea decente, hay que llevar a la gente decente a hacer política y no dejar que esté en manos de los pícaros”.
Vargas Llosa destaca que la falta de participación de un sector de la sociedad en los procesos electorales, combinada con el cinismo de los políticos, “puede destruir las democracias desde dentro”.
A su juicio, hay un cada vez un mayor ese desdén de la sociedad hacia la política en general y esa actividad se percibe como algo sucio y corrupto, de lo que hay que apartarse.
Difícilmente habrá una evolución política, mucho menos llegarán a las instituciones los mejores personajes, hombres y mujeres deseosos de gobernar, mientras a los cargos públicos arriben los cínicos, los que se roban las elecciones usando recursos públicos o a quienes se les imputen crímenes.
Es el contexto general para un sector de los políticos de conducta torcida pero que han encontrado en el manejo del poder la burbuja que los encubre y les permite burlarse de la ley.
Por eso, ser honesto, tener ética, honrar su palabra, conducirse con alta moral o vivir en casa de cristal, no sirve en la forma de hacer política en Veracruz. El requisito es ser cínico.

(romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)(Facebook: Roberto Morales Ayala)

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