viernes, 24 de enero de 2014

Veracruz: A las víctimas, las rematan


Roberto Morales Ayala
Zona Franca

El estado de Veracruz y sus ciudadanos se encuentran secuestrados por el terror de la violencia, el crimen organizado controla a la policía, la muerte va de acá para allá, y como tiro de gracia el gobierno de Javier Duarte desprestigia a las víctimas en un torpe intento de justificar su incompetencia y evidente complicidad.
Lo de hoy es la muerte de Gibran David Martiz Díaz, joven cantante de La Voz México, a quien el 7 de enero levantó un grupo policíaco en Xalapa y el domingo 19 apareció sin vida, con huellas de tortura y con dos disparos. Junto a él había otro cuerpo, presuntamente de un amigo de 17 años, que también había sido detenido por elementos de Seguridad Pública en la capital de Veracruz.

A Gibran David Martiz Díaz lo mataron los policías, pero lo enlodó el aparato de poder duartista. Físicamente lo levantó un grupo de uniformados, lo desapareció y le quitó la vida. Pero fue el círculo del gobernador el que instrumentó una campaña deleznable para mostrar a un Gibran incurriendo en conductas propias del crimen organizado.
Gibran fue victimado por partida doble: la primera cuando lo levantaron y mataron, y la segunda cuando su imagen fue desacreditada al ser difundidas fotografías en que se le veía portando armas y mostrado como un traficante de drogas o un sicario.
Las imágenes circularon profusamente en las redes sociales en internet. Fueron enviadas a los portales El Blog del Narco y Notiinfomex, que acoge información sobre narcotráfico, sin importar que su origen sea anónimo, lo cual presupone que cualquiera la puede subir sin responsabilidad alguna.
Después comenzaron a circular las fotografías. Las primeras las difundieron mediante las cuentas animaseditores@gmail.com,tribunaveracruz@gmail.com, informaciónveracruz1@gmail.com, que son las mismas que utiliza el gobierno duartista para desprestigiar a los periodistas incontrolables, analistas críticos y políticos de oposición, y hasta del PRI, que no son del agrado del círculo allegado al gobernador.
 La intención era sembrar entre los usuarios de las redes sociales, y posteriormente en la opinión pública mediante las réplicas que se dieron en los periódicos pagados por el gobierno, la idea de que Gibran Martiz Díaz no era una víctima de los policías sino de sus propios pecados, o sea, su involucramiento en el crimen organizado. Es decir, si lo asesinaron fue porque él se lo buscó. Así de perversos.
Entre las imágenes presentadas estaba una en la que se ve a Gibran con un tatuaje en el pecho, empuñando un arma y apuntando al lente de la cámara. También se desliza un mensaje donde se señala que en los autos en que se trasladaban los sicarios se hallaron ocho armas largas, 105 cartuchos, cuatro cartucheras y dos bolsas con un kilo de marihuana.
 Por burda, la maniobra se desplomó cuando el padre y el hermano del cantante explicaron que las fotografías eran parte de un video promocional de la canción Playboy. Las armas eran de juguete, dijeron. Sólo una no correspondía al video, admitió su hermano Erick.
 Es decir, mientras el cantante se hallaba desaparecido y la expectación iba creciendo porque había indicios de que la policía veracruzana estaba enredada en el plagio, el gobierno duartista intentaba enlodar a Gibran Martiz para justificar que el crimen organizado se lo hubiera llevado.
La otra vertiente era que si Gibran Martiz estaba en manos de la policía, era porque llevaba una conducta delictiva. Las fotografías con las armas en las manos y los tuits y mensajes en Facebook así lo demostraban. Pero la policía no lo consignó, como era su obligación de ley.
El lunes 20, el procurador Amadeo Flores Espinoza ofreció una conferencia de prensa. Ahí reveló que el cantante y su amigo habían aparecido muertos, como resultado de un enfrentamiento entre delincuentes y las fuerzas policíacas.
La información del procurador fue parca, sin explicar con detalle si el cantante murió en el lugar de la refriega o si había sido asesinado previamente y su cuerpo era llevado en uno de los vehículos de los sicarios. Se negó a contestar preguntas de los reporteros, como suele hacerlo Flores Espinoza cuando un caso le quema las manos.
Al gobierno pudo haberle cuajado la versión de que Gibran Martiz Díaz había sido levantado por el crimen organizado, pero todo se desplomó pues desde un principio los familiares del cantante difundieron una fotografía de una de las tres patrullas que llegaron al lugar donde vivía y se lo llevaron de manera arbitraria. La patrulla era la 201778.
Es evidente que el gobierno quiso enlodar a Gibran para matizar el levantón a manos de los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz.
Esa ha sido la tónica seguida en casos en los que vulneran la cuestionable fortaleza del gobierno de Javier Duarte. Uno de ellos fue el asesinato de Regina Martínez Pérez, corresponsal de la revista Proceso en Veracruz, golpeada y estrangulada el 28 de abril de 2012, a quien le inventaron todo tipo de infamias para justificar su muerte.
De Regina Martínez, una periodista íntegra y honorable, que no cedió a las presiones del gobierno. Se dijo que ella era novia de uno de los asesinos; que los dos individuos eran delincuentes de bajo nivel pero con los que tenía amistad y la frecuentaban; que llevaba una relación lésbica, por lo que el crimen tenía un origen pasional, y que incluso pudo tratarse de algún compañero de profesión con quien llevaba un amorío.
La bajezas que dominan las acciones del gobierno de Javier Duarte son ilimitadas. Lo hicieron con Regina Martínez y antes, cuando el hoy gobernador pertenecía el régimen de Fidel Herrera Beltrán, lo hicieron con un grupo de periodistas el sur de Veracruz, a quien no tuvieron reparo en vincularlos con grupos del crimen organizado, mediante la difusión de mensajes difamatorios por internet.
 Esa campaña de descrédito motivó que los ocho periodistas, entre ellos el autor de esta columna, interpusieran una denuncia ante la Procuraduría General de la República para dar con el origen de la infamia. Una vez que se difundiera que la PGR había iniciado la investigación, los mensajes cesaron.
Actualmente la campaña de descrédito se ha enfocado contra varios periodistas veracruzanos, entre ellos Claudia Guerrero, Noé Zavaleta, Mussio Cárdenas, Lilia Baizabal y Jorge Morales, que mantienen una línea crítica hacia el gobierno de Javier Duarte.
En el tema de seguridad pública y de procuración de justicia, el gobierno veracruzano ha sido un fracaso. La ineficiencia es total. La negligencia es asombrosa. Los criminales mantienen aterrorizada a la sociedad. La policía, por muy acreditable que sea, sigue sometida al crimen organizado o colabora con él.
 Carecer de seguridad, vivir a expensas de la violencia, es una tortura para los veracruzanos. Pero que el gobierno de Javier Duarte fabrique culpables, enlode a las víctimas y los haga parecer criminales, es el tiro de gracia que le faltaba a Veracruz.

(romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)

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