martes, 4 de febrero de 2014

Cebar al Cisne

Salvador Muñoz
Los Políticos

No acababa de cumplir Javier Duarte de Ochoa sus primeros tres años de Gobierno, cuando ya se hablaba de la sucesión.
Inicia el cuarto año de Gobierno y aún se habla de la sucesión.
Por lo regular, el juego de la sucesión inicia año y medio o 12 meses antes de que concluya el sexenio del mandatario en turno.
En el caso de Javier Duarte es extraordinario, por cualquier lado que se le vea, aunque el punto que nos interesa es uno: el adelanto a su sucesión.
¿Alguien tiene una explicación para ello?
La más simple que se viene a la mente es la ausencia de Gobernador.
Y no porque de repente agarre y se vaya a Brasil, Roma o donde quiera, no… hablo de una figura como tal.
Son feas las comparaciones pero si nos avocamos al gobernador anterior, no había otro personaje que brillara como charol más que Fidel Herrera Beltrán.
Era un político que sabía dar y darse su tiempo. Se mantuvo siempre al frente y si se ausentaba, omnipresente, se hacía sentir. Hábil en el discurso, cercano a la gente, sagaz, capaz de hacer de un tropiezo una oportunidad para destacar, fuera con una declaración o hasta con una frase ocurrente. No necesitaba de asesores, voceros o coordinadores de prensa… él hacía todos los papeles que requiriera…
En este momento, si volteamos hacia el Gobernador, no brilla… para más, destaca Alberto Silva Ramos que habla por sí, no por la dependencia que representa ni por el Gobierno…
Y es el único… porque Erick Lagos calmó sus ansias de matador a sabiendas quizás de que lo más que puede torear es una vaquilla y Jorge Carvallo, colmilludo, no hizo eco a los cantos de sirena que en algún momento lo ubicaron entre los candidateables…
Por supuesto, Alberto Silva no se mueve por la libre… es la baraja de Javier Duarte o dijeran en el rancho: Su cebado.
Allá en el rancho, se trata de engordar al cerdo para venderlo por kilo. Entonces, se condiciona al puerco a ir comiendo más y más hasta que alcanza un peso sorprendente y entonces, ya está listo para su venta.
Pareciera que Javier Duarte de Ochoa pretende cebar al Cisne.
La idea, es hacerlo crecer lo más posible, a lo largo y ancho del estado, con entrega de víveres, despensas, apoyos alimentarios, vamos, todos los recursos disponibles en la Cruzada contra el Hambre y Sedesol local, para que Alberto Silva Ramos sea considerado “el benhechor del pueblo”.
Javier Duarte de Ochoa sabe que tiene que vender su salida a buen precio y por eso permite que el Cisne vuele, sacuda sus plumas, se pavonee… lo está dejando crecer adrede bajo el entendido de que, si no ocurre otra cosa, el candidato a la gubernatura será un Yunes.
Tanto Pepe como Héctor, senadores, están jugando un papel primordial en el altiplano desde distintos o en los mismos escenarios, dependiendo de la circunstancia que se encuentren.
Por eso, ya vemos a un Yunes Zorrilla con cañeros, caficultores, pescadores, citricultores, ¡vamos! con el aparato productivo de la nación (y del estado) trabándose en diálogos, acuerdos, gestoría.
Por eso, ya vemos a un Yunes Landa en el norte, en Puebla, con Malova, Baja California, haciendo política.
Javier Duarte buscará un candidato que convenga a sus intereses por ser un producto de la misma circunstancia que pretende. Es seguro que el presidente Enrique Peña Nieto busque para el 2016 a un candidato que convenga a los intereses político-económicos de la nación y para ello, Pepe y Héctor están trabajando.
Sí, dicen que los tiempos están adelantados pero la razón es simple: Se adelantan porque no hay un líder… y eso, hasta Javier Duarte lo sabe, por eso hay que cebar al cerdo… digo: al Cisne.

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