lunes, 21 de julio de 2014

Sin glamour ni majestuosidad las fiestas de Santiago Apóstol


Luis Manuel Toto Pólito 
Observatorio

El tambor que debiera anunciar a partir de este lunes el preámbulo de las celebraciones en honor a Santiago Apóstol en Santiago Tuxtla se ha silenciado, y las autoridades son cómplices directos por la muerte paulatina de esta conmemoración, una de las más importantes del sur de Veracruz.
Así han arrancado las fiestas en el colonial municipio en su edición 134 en este 2014, y que en los últimos años ha perdido gran parte de su gramour y majestuosidad gracias a la inferencia de los gobiernos en turno.
Uno de los organizadores de hace décadas, el médico Enrique Morteo, quien fue montado en el cargo por allá de 1983 y concluyó su participación hace poco más de 5 años, declaró que se han disuelto gran parte de los iconos culturales, artísticos y tradicionales que daban realce a esta festividad en que sus tiempos mozos atrajo a miles de espectadores y artistas de fama mundial.
Sin afán de echar culpa a nadie, el galeno mencionaba que cuando le tocó servir como organizador, observaba como eran las 9 de la noche y las calles en esa época se veían semivacías, sin embargo de un momento a otro se escuchaban los motores de centenas de taxis que hacían fila para bajar pasaje directo desde San Andrés Tuxtla, Catemaco, Ángel R. Cabada y otros municipios para disfrutar de las fiestas, estas se llenaban de color y música.
Eran otros tiempos, muy diferentes, todo era lujo, esta fiesta era de las esperadas hasta en la zona centro y norte del estado y los pudientes se ataviaban con sus mejores vestimentas porque así lo demandaban las tradicionales mañanitas al señor Santiago.
Quienes conocen, aseguran que en las coronaciones de antaño solo se lucia la reina y su belleza que rozaba en la altivez, nadie estaba sobre ella porque era la máxima representante de este pueblo que se erigió como colonial, y que durante mucho tiempo pretendió continuar llevando este sobre nombre como si de un verdadero reino se tratara. Esta fue la auténtica causa del porque la ciudad creció y se distinguió a nivel nacional.
Tan grande y penetrante fue el nombre de Santiago Tuxtla que Lola Beltrán, José Alfredo Jiménez, Cantinflas y Manolin y Shilinski pisaron este lugar, era suelo fértil para los magnos cantantes y monstruos de la comedia que disputaban llegar a servir a la fiesta popular.
Actualmente, las festividades en honor a Santiago Apóstol no son más que una triste y breve copia de lo que se llamó la mejor época para los tuxtecos. Empezando por la soberana, ella ha quedado en último plano, su belleza ya no destella gracias a que políticos como Raúl Sosa han acaparado la mirada y los reflectores en la búsqueda de su candidatura a la diputación federal por el PAN en este distrito, cuando alcalde intentó deslumbrar con sendos boletines que lo hacían ver como al antagonista Jerjes de la película 300, “el dios rey”, el que todo lo puede, a quien su pueblo no lo merece y que sin signo alguno de humildad debe recibir la gloria por siempre.
En la actualidad se pierde más tiempo en los discursos políticos que en la verdadera raíz de las celebraciones.
Que se puede decir de los comediantes que participaran en esta semana, una Margara Francisca que ha vuelto incapaz de hacer razonar a jóvenes y adultos y solo envolverlos en el tradicional albur, no en cambio el mimo de México logró criticar a más de un presidente de la república con su inentendible parafraseo.
Que es lo rescatable de un Nelson Kanzela y su oso polar que embobecen a los de por si maltratados tuxtlecos.
Que se espera de un Mimoso, cantante desconocido solo por haber pertenecido a una banda mexicana.
Lo único rescatable es Yuri, jarochísima que ha destacado en el país y extranjero y que para participar en este municipio mandó hacer los camerinos exclusivamente para ella, un vestíbulo para periodistas y una sala de espera con todos los lujos posibles para su staff, todo en honra a su popularidad y participación.
Nada ha trascendido desde hace unos años, cuando incluso llegaron gobernadores a inaugurar estas fiestas, el último recordado fue Fidel Herrera Beltrán, quien a pesar de que convivió en un festival de día de brujos se dio a la tarea de viajar a estas tierras y cortar el listón del arranque de un soberbio evento. Esas fueron fiestas, no agarradas de tonto que sirven al mercantilismo político de uno solo; Sosa González.

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