jueves, 8 de julio de 2010

Trío de Xalapa, pronto en concierto…

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

En días pasados se publicaron fotos en diversos medios estatales donde aparecían juntos los precandidatos a la presidencia municipal de Xalapa, Elizabeth Morales, y a las diputaciones locales por los distritos XI y XII, Américo Zúñiga y Carlos Aceves. Guardé una de esas fotos pa’ lo que se ofreciera en la posteridad, y justo en estos días que dan en Xalapa como triunfadores a estos tres jóvenes entusiastas, volví a observar la imagen y vinieron a mi masa encefálica gris –¿será de ese color?-, aún embrutecida no de alcohol –tanto gusto me hubiera dado, pero hubo ley seca-, sino de tanto futbol, promesas, propuesta y supuestos compromisos de campaña; digo, vino a mi mente dos palabras: esperanza y juventud, que al principio me sonaron a cursilería, sentimentalismo ramplón, corazonada comercial, vaya, mamadas. Pero ahora, pensándolo bien, creo que estas dos palabras, juntas, pocas veces, si no es que nunca, se habían encontrado en Xalapa, al menos en el terreno de la política y a esa altura.
Lo anterior lo digo porque quizás muchas xalapeñas y muchos xalapeños –no sé si los jalapitos también-, por eso votamos por ellos, por esa conjunción: esperanza y juventud, términos que en sí mismo dan ese aigre de inicio, de borrón y cuenta nueva, de frescura –no de frescos, eh-, de empezamos, primera, segunda y tercera llamada…
Muy a pesar mío de que a veces pienso que la esperanza ha contribuido a perder al género humano, como dijo H. J. Ibsen, y que la esperanza es un gran falsificador, como señaló Baltasar Gracián; incluso, siguiendo a Benjamin Franklin, el que vive de esperanzas corre el riesgo de morirse de hambre. ¡Oh, no!
Muy a pesar de eso, muchas más veces sigo las palabras de Martin Luther King: “Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol”. Porque nunca será tarde para buscar un mundo mejor y más nuevo, si en el empeño ponemos coraje y esperanza, dijera Alfred Tennyson. Aunque siempre debemos recordar que la esperanza nos sostiene, pero como sobre una cuerda tirante, escribió Paul Valéry. Snif, snif.
Ah, pero también, muy a pesar de que a veces pienso, con el humorista Jaume Perich, que la gente joven está convencida de que posee la verdad, desgraciadamente, cuando logran imponerla ya ni son jóvenes ni es verdad, y que la juventud es una enfermedad que se cura con los años, como expresó G. B. Shaw, a menudo considero que la juventud no es un tiempo de la vida, es un estado del espíritu, ¿o no, Mateo Alemán?
Porque no se nace joven, hay que adquirir la juventud, y sin un ideal, no se adquiere, dijera José Ingenieros; además, una sociedad que aísla a sus jóvenes, corta sus amarras: está condenada a desangrarse, expresara Kofi Annan.
Ojalá nuestros jóvenes Elizabeth, Américo y Carlos, que pronto entrarán en concierto en Xalapa, no desafinen, y ya no nos canten bonito –las campañas ya pasaron-, sino que nos trabajen rechulo y nos cumplan. Amén.

Los días y los temas
Andando por estos derroteros, expresó Elizabeth Morales: “Trabajaré por todos los habitantes de este municipio sin distinguir siglas ni colores partidistas, a todos ellos les brindaré mi mejor esfuerzo y los convocaré a sumarse a este gran proyecto de ciudad que integraremos a partir de ahora”.
Y Américo sostuvo: “Considero que no sólo los diputados, sino todos los políticos tenemos y estamos obligados a trabajar por redignificar todo el ejercicio público y toda la política, que eso se puede hacer sólo si los ciudadanos pueden observar que realmente existe un compromiso y un proyecto que pueda dar resultados”.
Y Carlos propuso, entre otras cosas, “formar un bloque legislativo enérgico que tenga como prioridad detener la creación de más impuestos; frenar las tasas y tarifas de los impuestos, derechos y tarifas de los ya existentes; construir una plataforma de enlace y gestión con instituciones financiera públicas y privadas para obtener recursos para los empresarios; impulsar la ley de empleo para adultos mayores”.
Estaremos pendientes. Al tiempo.

De cinismo y anexas
Ya metidos en la carrera dizque democrática, ojalá y no nos pase como a George Carlín: “Metí un dólar en una máquina de cambio. Nada cambió”.

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

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