martes, 5 de junio de 2012

El segundo debate, la clave

José Luis Ortega Vidal
Claroscuros

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El debate programado para el domingo 10 de junio en Guadalajara, Jalisco, será clave para definir el nombre del próximo Presidente de la República.
Enrique Peña Nieto demostró en el primer debate que tiene con qué defenderse, sin necesidad de guión ni teleprompter -ese aparato que se coloca frente a las cámaras y permite leer textos a gusto y bajo condiciones del usuario-.
Si a Peña Nieto lo hubiesen dejado ser él mismo -sin tanta intervención melodramática e hilos de asesores- estaría mejor posicionado entre el electorado.
Ocurrió –sin embargo- que el equipo del PRI responsable de su candidatura se confió y se trepó a la hamaca desde varios meses atrás, cuando las encuestas decían que Peña Nieto iba a adelante por más de 40 puntos.

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Los priistas saben que llorar no arregla nada y hay quienes –en el partido tricolor- se han puesto las pilas.
También están casos como los de Héctor y José Yunes -candidatos al Senado- así como Joaquín Caballero y Noé Hernández González –abanderados a las diputaciones por los distritos de Coatzacoalcos y Minatitlán- que pertenecen a esa clase de políticos que operan como alumnos aplicados: todos los días hacen su tarea y atienden la clase sin confiarse jamás.
Por ello, los dos candidatos del PRI al Senado de la República y los dos abanderados a las diputaciones en los distritos XI y XIV, tienen el triunfo en la bolsa pero siguen trabajando y lo harán hasta el último día de la campaña. Como debe ser; sea cual sea la actividad a que la persona se dedique.
Si usted no hace su tarea, no ande de chillón cuando los resultados no le favorecen.
Enrique Peña Nieto ha hecho su tarea, sólo que sus asesores y diseñadores de campaña, así como la estructura del priismo en general, no tomaron las precauciones estrictamente necesarias y permitieron el crecimiento de sus rivales.

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A 22 días de que termine la campaña, Enrique Peña Nieto aparece en el primer lugar en todas las encuestas divulgadas.
En ese sentido, el candidato del PRI no tiene ningún problema.
Si hoy fueran las elecciones, Peña Nieto ganaría.
Nomás que las elecciones no son hoy y todo puede cambiar como de hecho ha venido cambiando en los últimos meses y particularmente en las últimas semanas.
La encuesta de Gea/Isa -realizada en forma diaria y publicada en el periódico Milenio- publicó ayer el siguiente resultado: 45.5 % de preferencias para EPN y 25.9 de preferencias para AMLO.
Esto -traducido en números- significa que la diferencia entre EPN y AMLO sería de 9.8 millones de votos.
La encuesta de María de las Heras -una de las pocas que Andrés Manuel López Obrador ha reconocido como válida- dio a conocer en su última encuesta -realizada entre el 10 y el 13 de mayo- que el priista habría ganado en aquel momento con una diferencia de 9 puntos porcentuales, es decir por 4.5 millones de votos.
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Estas dos encuestas se colocan en los extremos, a saber: la diferencia de sus resultados contiene números muy diferentes, pues una le otorga a EPN casi 10 millones de votos más que a AMLO y la otra le otorga el triunfo al priista con 4.5 millones de votos menos.
Una segunda diferencia consiste en la credibilidad de las encuestas ante los personajes y los partidos que ocupan el primero y el segundo lugar –de acuerdo a las fotografías instantáneas de las empresas referidas- pues mientras el PRI y su abanderado respetan los resultados de ambas, López Obrador -candidato de las izquierdas- afirma que Milenio forma para de un “complot” y sólo le da el visto bueno a María de Las Heras.
Las dos encuestas, por otra parte, tienen un factor común: le dan el triunfo al candidato del partido tricolor.

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El asunto de la credibilidad oficial es muy importante para efectos de la estabilidad política.
Si se cumpliera el resultado vaticinado por María de Las Heras, Enrique Peña Nieto sería Presidente y Andrés Manuel López Obrador no tendría argumento válido para impugnar ese resultado porque lo habría reconocido previamente.
Aclaro, el de María de Las Heras fue un retrato a mediados de mayo, mientras que Milenio realiza retratos de opinión pública en forma diaria.
Sabemos que las encuestas sólo representan un instante y éste cambia de un día a otro y a veces la variación ocurre en un mismo día.
Pero en fin, sólo trato de hacer un acercamiento objetivo a las condiciones previas al escenario político de este momento.
Hoy, 5 de junio, estamos a 22 días de que terminen las campañas y a 5 días de que se realice el segundo debate.

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¿Por qué es importante el segundo debate?
Lo es porque será la última oportunidad programada y hecha pública para que los candidatos presidenciales busquen fortalecerse ante el electorado e intenten debilitar al rival.
Esto se traduce –ni más ni menos- en una definición del potencial resultado de las elecciones.
Sabemos que la encuesta final, la oficial, la verdadera, la que no tendrá vuelta de hoja, será la del primero de julio. Allí ganará el que tenga más votos, así sea uno. Y ya.
Ahora bien desde el once de junio -al día siguiente del segundo debate- podríamos contar con una fotografía que prevea lo que vendrá después:

a) Si Peña Nieto pierde el debate puede perder la delantera clara que tres semanas atrás le reconoció encuestadora María de las Heras.

b) Si Andrés Manuel López Obrador pierde el debate, se puede alejar de EPN a una distancia ya definitoria de su segunda derrota en una elección presidencial.

c) Si EPN y AMLO empatan en el debate, todo queda igual: Gea/Isa Milenio ratificaría la ventaja de 9 millones 800 mil votos para el priista y María de las Heras nos remitiría a su encuesta de mediados, de mayo cuando le daba 4.5 millones de ventaja al del partido tricolor.

Habría que esperar, eso sí, el resultado de una encuesta mucho más actualizada de María de Las Heras, para saber en qué parte del espectro político han quedado finalmente los candidatos y las encuestadoras a sólo unos días de las elecciones.

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Dicho de otro modo: el triunfo de Peña Nieto en el debate lo dejaría como el virtual próximo Presidente de México; sin dudas.
Un empate, lo dejaría en condiciones de defender su ventaja, pero le daría a AMLO –al mismo tiempo- la posibilidad de seguir peleando aunque desde un segundo lugar que en este momento no está del todo claro.
Un triunfo de Andrés Manuel López Obrador lo colocaría prácticamente a un lado de EPN en la punta y con posibilidades reales de rebasarlo.

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El periódico Reforma ha sido el único en publicar una encuesta que le da a EPN la ventaja de sólo 4 cuatro puntos porcentuales frente a AMLO.
El 31 de mayo, Reforma dio a conocer su encuesta; en ella asegura que EPN ganaría con 38 % contra 34 % de AMLO.
Esto quiere decir que el priista –hace cuatro días- le llevaba al de la izquierda una ventaja de sólo 2 millones de votos.
Habrá que esperar también una nueva encuesta de Reforma.
Empero, vale la pena referir que la distancia entre las encuestas de Gea/Isa Milenio y de Reforma es tan grande que no hay cuadratura en este círculo.
El director de Milenio, publicó el 1 de junio:
La historia en breve
Ciro Gómez Leyva
“Agradezco a quienes pidieron mi opinión sobre el resultado de la encuesta que divulgó ayer Reforma, con números distintos a los que reportamos en nuestra encuesta de seguimiento diario MILENIO-GEA/ISA.
De acuerdo con Reforma, la ventaja de Enrique Peña Nieto sobre Andrés Manuel López Obrador es de solo cuatro puntos, y Josefina Vázquez Mota queda 11 puntos atrás del candidato de las izquierdas.
Nosotros publicamos ayer que Peña Nieto superaba a López Obrador por 15.4 puntos y que Josefina se ubicaba 1.4 puntos abajo del tabasqueño.
Como se ve, en la de ellos no hay primer lugar y Josefina aparece en un lejano tercero. En la nuestra, hay un líder claro y un empate en el segundo lugar. Por tanto, mi opinión es que una de las dos encuestas está equivocada.
No me detengo en consideraciones técnicas ni en las implicaciones políticas que se deriven de la lectura de unas y otras cifras. Prefiero repetir lo que publiqué ayer (sin tener idea de que coincidiría con el trabajo de Reforma): “Nuestra encuesta de seguimiento diario no es un asunto de fe. Es un ejercicio que no se había hecho en una presidencial en México y, simple y sencillamente, no nos podemos equivocar. Y el único dato que definirá nuestro grado de acierto o error será el resultado de la elección”.
Que los candidatos digan misa y que los otros medios midan como quieran. Habrá resultados para compararnos y saber quién hizo bien el trabajo y quién no. Si nosotros nos equivocamos, lo diremos y asumiremos. Una encuesta de seguimiento diario no es un juego.
Nos vemos el 1 de julio. Por ahí de las 11 de la noche.”

(9)
Por lo pronto el segundo debate es más cercano y para verlo, contar con la apreciación de los electores y obtener nuestra propia conclusión, nomás faltan 5 días.
Sin duda, esto se ha puesto muy bueno.
Y así como se puede observar a un aparato del PRI que ahora sí está trabajando al cien por ciento, se aprecia una izquierda montada –como siempre- en su candidato.
La izquierda depende de AMLO porque sus integrantes viven tirados en la hamaca y cuando se bajan de ella sólo es para desgreñarse.
Lástima.
Los izquierdistas le hacen falta a la política mexicana como le hacen falta los derechistas y los del centro.
Todos son mexicanos, como aquellos que nos dedicamos a una actividad distinta a la operación del poder desde los partidos políticos y el gobierno.
Pero qué le vamos a hacer; la izquierda mexicana caótica, tribal, ineficaz y conflictiva no es algo nuevo; por eso nunca han podido gobernar a México.

(10)
De momento, nos quedamos con el seguimiento cotidiano de un proceso del que saldrá un nuevo Presidente, cuyo arribo al poder debe ser en medio de la credibilidad electoral, así como de la estabilidad política.
Hagamos todos nuestra parte al respecto.

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