miércoles, 24 de julio de 2013

¿Importa el lugar?

Brenda Caballero
Números Rojos

Después de esperar mi turno en el puestecito de la esquina, por fin me dan un litro de jugo de naranja. Inmediatamente saco unas monedas para pagar el litro.
“Son quince pesos”, dice mi vendedora. “¡Otra vez le subiste!”, le respondo en tono de broma, “hace una semana costaba catorce”.
Medio apenada contesta: “¡es que subió la naranja!” Ya ni le pregunté en cuánto estaba el de betabel o zanahoria, me imagino que superaban ya lo ácido del precio de la naranja.
Antes de retirarme, observé un montón de uvas en bolsa, con un letrero fosforescente: 25 pesos el kilo. Sin pensarlo dos veces, pedí un kilo y partí a casa.
Al llegar, de inmediato las lavé y desinfecté, pues el antojo es cabrón. Iba a tirar la bolsa cuando algo llamó mi atención: Una bandera de Estados Unidos, con la leyenda “Produce of USA, California Ca Grown”, es decir cultivadas en California, Estados Unidos.
Ciertamente, estaba comiendo uvas importadas. Aclaro que no me espanta, pues a veces consumimos más productos importados (comprados en el extranjero) que mexicanos.
Lo que me causó extrañeza es que en el puestecito de la esquina vendieran frutas importadas ¿o acaso serían piratas?
Si usted va a los supermercados, encontrará diversos productos importados: chocolates, galletas, jugos, salsas, carnes, verduras, etcétera, porque se entiende que esas mismas tiendas tienen proveedores de otros países o incluso, son cadenas comerciales de algún grupo estadounidense; pero… ¿de los puestecitos de las esquinas? ¿De aquéllos que apenas traen unas cuatro rejas de fruta?
Sé que usted me dirá que hay comerciantes intermediarios y que ellos los surten, o que a lo mejor se van a surtir a las grandes centrales, incluso que México no es productor de uvas o que hay bastante oferta de ellas. Y todo ello lo acepto, es más, es cierto. Creo que mi preocupación va por otro lado, diferente a las uvas, al grado que me pongo a pensar que el campo mexicano ha dejado de producir, y lo podemos ver cuando en un puesto ambulante una gran parte de lo que vende, tiene la leyenda de producto estadounidense, cuando antaño sus productos eran traídos de algunos municipios del mismo estado.
Pero esto no es coincidencia, según datos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en su Reporte Mundial de Comercio 2013, las compras realizadas por nuestro país el año pasado fueron aproximadamente de 380 mil millones de dólares, comparado con los 351 mil millones en 2011, razón por la que en el 2012, México alcanzó el lugar 14 de los principales importadores mundiales, donde Estados Unidos ocupa el primer lugar, China el segundo, Alemania el tercero, Japón el cuarto, Reino Unido el quinto, Francia el sexto, Países Bajos el séptimo, Hong Kong el octavo, Corea del Sur, noveno, India el décimo, Italia el onceavo, Canadá el doceavo y Bélgica el treceavo.
¿Debe considerarse un lugar malo? Esto es como el vaso cuando está a la mitad de agua ¿está medio lleno o medio vacío? Todo depende del cristal con que se mire…dicen por allí.
Lo que es cierto, es que si en 2012 subimos dos lugares con respecto al 2011, que estábamos en el lugar 16, México ha dejado de producir algunos productos que se tienen que importar, lo que es peor esos productores ya no tienen empleo, pues tal parece que se ha tomado la opción de comprarlos en el extranjero, sepa dios porqué, bueno, a lo mejor salen más baratos o dijeran por allí “son chinos”.
Ahora que si analizamos los países que están arriba de la lista de importadores, en general son potencias económicas mundiales como China o del grupo del G8, que cuentan con un gran peso político y militar como son: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y no es por menospreciar mi país, pero estará usted de acuerdo conmigo que en la situación económica que estamos, no deberíamos figurar en ese lugar ¿verdad? Mucho menos escalar rápidamente.
Veamos, el caso de Brasil, que no aparece arriba de nosotros cuando es la séptima potencia económica mundial, comprueba que su población consume lo que produce, no importa, más que lo necesario.
¡Aaay de nosotros!, sólo espero que en tiempos futuros, el puestecito de la esquina no importe hasta las naranjas del jugo, pues ya me imagino pagando el litro a 30 pesos por naranjas importadas.
Con todo esto solo podríamos concluir una cosa: si el tamaño importa (de la economía, no sea mal pensado)… pues el lugar también.

Email: caballero_brenda@hotmail.com

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