martes, 19 de agosto de 2014

La crítica no es un dogma, no es una doctrina

Armando Ortiz
El Hijo Pródigo

Crítica y crisis tienen un mismo origen etimológico, las dos provienen de una raíz griega que significa separar. En el caso de la crisis la separación suele deberse a un cambio traumático, en el caso de la crítica la separación es consciente, intencional; la finalidad sería analizar.
Algunos creen que la crítica no tiene ningún sentido, creen que los llamados críticos sólo sueltan su quejumbre con un afán de molestar, como si criticar fuera un acto ocioso. Vale señalar que algunos han hecho que la crítica se parezca a todo eso. Baste dar un asomo a las notas de algunos medios informativos en donde se brinda un espacio para comentarios; la mayoría de las voces, anónimas, sólo se ocupan de inocular su veneno, de derramar su escatológica verborrea; sólo se ocupan de insultar sin ningún sentido. La crítica es análisis y en esos comentarios nada hay de éste.
Un ejemplo de ello es la nota de la revista Proceso sobre la visita que hiciera el gobernador Javier Duarte a la periodista Hylcia Trujano Hinojosa en el hospital donde se encuentra, debido a las heridas que recibiera por un asalto en su domicilio, perpetrado por unos delincuentes que entraron a robar.
La nota tiene 28 comentarios. La mayoría da por sentado que el gobernador fue el autor intelectual del atentado. Algunos lo señalan como cínico por presentarse ante la víctima. Otros hablan sobre la represión al trabajo periodístico en Veracruz. Ninguno realiza un análisis serio sobre el caso.
En primer lugar la compañera Hylcia Trujano Hinojosa trabaja para un medio que es afín al gobierno de Javier Duarte, el Grupo Oliva Radio, que pertenece a José Luis Oliva Meza, quien fuera diputado local en la LX legislatura del estado y quien ha sido uno de los más beneficiados por los convenios gubernamentales. El otro medio para el que la compañera Hylcia trabaja es para el periódico El Portal de Alejandro Montano, quien actualmente es diputado federal.
El insulto gratuito, la maledicencia y el escarnio hacia el gobernador nublan el discernimiento, impidiendo darnos cuenta que lo que pasó a la compañera periodista es por la creciente ola de inseguridad que se vive en varias ciudades del estado de Veracruz.
En la capital del estado se han incrementado los asaltos a transeúntes y los robos a casas habitación. Algo está pasando en la capital, como si la plaza estuviera acéfala y los reclutas de la delincuencia anduvieran sueltos, cada uno actuando a su libre albedrio.
Hace una semana una de mis talleristas en la Quinta de las Rosas nos contó que a las cinco de la tarde la asaltaron en plena calle de Murillo Vidal, cerca de un enclave de la Secretaría de Seguridad Pública. Unos sujetos le arrebataron el bolso, cayó el suelo y se lastimó la espalda. Los sujetos huyeron.
La semana pasada entraron a robar en mi casa en construcción. Se llevaron las herramientas de los albañiles y hasta la carretilla y eso que la propiedad está rodeada por un muro de más de dos metros de alto. A los dos días, uno de mis sobrinos que venía de casa de su exmujer, en donde estuvo con su hija, fue asaltado, lo golpearon con una patineta y le quitaron el dinero que llevaba. Sería muy fácil y gratuito que un servidor aprovechara el caso para señalar que estos asaltos ocurrieron porque soy periodista. Pero entonces, ¿en dónde quedaría la seriedad, en dónde la ética? La misma Hylcia Trujano Hinojosa no ha culpado a nadie en especial, pues sabe que los hechos que le ocurrieron a ella le pudieron ocurrir a cualquiera de sus vecinos.
Cada semana recibo correos electrónicos en los que me exhortan a hacer críticas sobre el trabajo de los funcionarios del gobierno duartista o del mismo gobernador. Les pido, a esos que me señalan las irregularidades, que me ayuden aportando pruebas, porque siempre pretendo que mi periodismo brinde pruebas. Pero no, no mandan las pruebas y sólo atizan para que uno se vaya sobre el funcionario, nada más porque al remitente le cae mal el sujeto o le estorba para conseguir sus fines.
La crítica no es un dogma, no es una doctrina que se deba asumir. No porque seamos periodistas críticos vamos a echarle la culpa al gobierno hasta por las granizadas que rompen parabrisas.
La crítica es una postura analítica, es contemplar el mundo para entenderlo. La buena crítica orienta, conduce, afirma, genera opinión y forma criterio. La mala crítica es estridente y sólo ensucia, en algunos casos hasta destruye.
Me decía un funcionario público que no le importaban los periodistas críticos, que él no conocía periodistas realmente críticos. Tal vez no lo sepa, pero los periodistas críticos hemos evitado que el gobernante cometa barbaridades, lo hemos ayudado a rectificar; eso cuando nos escucha.
Claro, nunca esperaremos que nos dé las gracias, porque eso significaría que es humilde y la humildad no es virtud en un gobernante.

aortiz52@hotmail.com


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