viernes, 7 de diciembre de 2007

Atisbando a Rosita

Indudable el talento de Erwin Bárcenas... (chequen www.elataud.com)Más allá de las expresiones y el reflejo fiel (ahora sí, fiel) de la faz de doña Rosa, es esa prspectiva que nos coloca en un punto en el espacio que hace que nos adentremos de cierto modo a la caricatura de Erwin... !felicidades Erwin... te la sacas!

jueves, 6 de diciembre de 2007

La rata de agua

Salvador Muñoz

Sólo son días para que Vicho Velasco Chedraui asuma la presidencia municipal. Son todavía muchos los que, fieles a la campaña, esperan ser llamados a acompañarlo a esos tres años de historia.
Sin embargo, no faltan aquellos que buscan el hueso perpetuar. Tal es el caso del subdirector administrativo de CMAS, Manuel Ferro Andrade, mejor conocido en la Comisión como “La Rata de Agua”.
Para aquellos que aún cobran en esta administración municipal, interesados en saber cómo es que Ferro está a punto de repetir en la CMAS por otros tres años, déjenme contárselos, a través de una entrevista directamente con ¡la Rata de Agua!:
Esperaba pacientemente a las puertas de la CMAS, cuando se estacionó mero enfrente un BMW del año y de allí bajó la Rata de Agua…
–Doña Rata, doña Rata… me puede conceder una entrevista…
Segura de sí misma, la Rata accedió con la condición de que fuera rápido, porque “el tiempo se le va como agua”.
–¿Es cierto que va a repetir en el cargo?
–Así es, ya hablé y todo indica que sí…
–¿Habló con Vicho?
Un ligero temblor se apoderó de la Rata ante esa mención.
–Podría decirle David, los bichos me dan miedo…
–Entiendo. ¿Qué le dijo?
–¡Más bien qué le dije! Le eché un rollo de que en administración, me muevo como pez en el agua… ¡y se la creyó!
–¿Sería algo así como un robalo?
–Insinúa que hago transas…
–No, doña Rata, simplemente hice una metáfora… pero, dígame, ¿cómo entró a trabajar acá?
–Por el pez…
–¿Cuál pez?
–Le digo que por el pezcuezo agarró mi padrino a Ahued para que me diera chamba…
–¿Y quién es su padrino?
–Tavo…
–¿Gustavo Nachón?
–Digo que Ta-bobo usted para que le diga quién es mi padrino…
–Oiga, pero me decían que usted, antes de entrar acá era una pobre rata o una rata pobre…
–Y lo sigo siendo…
–¿Sigue siendo pobre?
–No, sigo siendo rata… pero ahora de agua.
–También se corre el rumor de que usted tiene a un grupo de aviadores cobrando en CMAS…
–Una vil mentira… yo no tengo aviadores…
–¿No?
–Tengo peces voladores… recuerda que estamos en el agua…
–Si es así, ¿qué tal tentáculos?
–La verdad, eso sí no, soy muy respetuoso de las damas…
–¿Y Tiburones?
–Acá, en CMAS, el único tiburón soy yo…
–¿Y pez bobo?
–Pues nada más Ahued que se dejó engañar… a ver qué tal me va con David…
–¿Y ballena?
–Ni tanto, me falta todavía llenar mi arca… por eso quiero quedarme tres años más…
–¡Oiga! Ya para terminar: ¿cómo se volvió rata de agua?
–La verdad sufrí una metamorfosis…
–¿En serio?
–Sí, recuerde que hace más de tres años, era gatote y con los cambios sexenales, tuve que transformarme…
–¿Era gatote?
–Sí, era el gatote particular de Everardo Sousa…
–Entonces ahora es usted como una extraña mutación…
–¿Por qué?
–Porque es Rata ¡y Cobra!
–Y sabe qué pez es usted: ¡un pez… Payaso!
–Ahora entiendo lo del pez que por su boca muere…
–Pues dirá misa. Yo me apoyo en el dicho aquel que dice: En algunos ríos es un crimen sacar peces, pero en CMAS saco puros de “milagro”.
Y dio por concluida la entrevista.

¿Bueno? ¿Bueno? ¿Chendo?




Salvador Muñoz

Hace varios meses, antes del dos de septiembre.
¿Manuel Rosendo… Manuel Rosendo… Manuel Rosendo? ¡acá está su número! Marqué y no pasaron ni dos “bips” cuando respondieron:
–¡Hola Salvador! ¿Cómo estás? ¿Se te ofrece algo? ¿Alguna entrevista? ¿Puros? ¿Tegogolos? ¡Dime, hermanito! Tú dices rana y yo salto!
Un día después del dos de septiembre marqué el cel 2941034046 y sólo se oyó un ¡bip! ¡bip! ¡bip! ¡Y nada!
Varios días después del dos de septiembre volví a marcar el cel 2941034046 y sólo respondía un ¡bip! ¡bip! ¡bip! Hubo momentos en que pensé que marcaba al celular del correcaminos.
Sin embargo, a fuerza de descargarle varias veces el celular de tanto insistir, por fin, un día, el ¡bip! ¡bip! ¡bip! se transformó en “el diputado está en Tribuna… deje su recado y él luego se comunicará con usted”.
Así que la entrevista nunca se pudo concertar, pero el reportero, insistente, incisivo y más encimoso que burro en primavera, aguardó a que llegara a su cubículo y lo atrapó:
–Diputado Manuel… Diputado Rosendo… Diputado Chausée… Diputado Chendo… ¡Trompo!
Al grito de Trompo, el legislador tuxtleco volteó.
–Oiga, sólo así me hace caso… quiero una entrevista…
–Llámame…
–Pues la verdad sí se está viendo mamón, con todo respeto…
–Te dije Llá-ma-me, no lo que tú piensas…
–No, diputado, si le llamo ya no me va a contestar…
–Bueno, entonces nos vemos en la casa.
–¡Pero si ya no va a los Tuxtlas!
–Por eso, nos vemos en mi nueva casa, ¡acá en Xalapa!
–¿Qué le pasó, mi Trompo? ¿Por qué hace que la Virgen le habla?
Justo en ese momento, se activó su vibrador (el del celular, claro) y contestó:
–¿Me habla Virgen? ¿Halo? ¿Halo?
–¿Virgen?
–No… no era Virgen, bueno, la verdad no sé si sea Virgen, pero no era…
–A poco le llama la Virgen…
–¡Pinche reportero hijo de Pipo! ¿Cómo te atreves a decir eso?
–¡Pus usted dijo!
–Pero yo me refería a Roberto Virgen Riveroll…
–¿Le hablaba por teléfono Virgen?
–No era él; acá entre nos, me insultaron…
En ese momento, volvió a sonar el celular y “El Trompo” no se quiso echar ese trompo y se resistía a responder. El reportero, picado por la curiosidad, tomó el cel del diputado y contestó… tras aclarar que no era el legislador e identificarse como periodista, escuchó paciente. Al terminar, Chendo, el Trompo, Chausée, con los ojos pedía una explicación:
–Mire diputado… se oía como unos estudiantes que querían hablar con un golfo…
–Pinche periodista, por eso luego salen notas amarillentas… de seguro eran los estudiantes de la Universidad del Golfo…
–Eso, y hablaban de algo así como del esfuerzo…
–¡Claro! Si les dije en mi campaña que yo era producto del esfuerzo…
–Ahora sí se equivocó, mi diputado: Ellos se referían a cómo se esforzó en embaucarlos en su campaña, en cómo se esforzó en mentirles y todavía a quedarles a deber 5 mil pesos…
–¡Nomás eran 10!
–¿Diez pesos?
–No, que eran 10 chavos de la Universidad del Golfo a los que embauqué, digo, pedí que cooperaran conmigo…
–Pero dicen que usted les prometió involucrarlos en la política…
–¡Y lo cumplí!
–¿Cómo?
–No ves que ya empezaron a grillarme, ya aparecen en los medios y crean polémica…
–¿Y no les va a cumplir lo que prometió?
–Primero deja que Marina meta a mi gente…
–¿Y después?
–¡A trabajar mi carrera a la alcaldía!
–¿Y los golfos?
–No te digo que Marina no quiere meter a mi gente…
–Me refiero a los estudiantes de la Universidad…
–Ah… pues mientras…
–¿Los va a recibir?
–No, mientras: ¡No les recibo las llamadas!
Y dicho y hecho se metió a su cubículo, me dejó con la grabadora en la mano, pero de inmediato salió. Pensé que había recapacitado, pero no, solamente regresó por su celular, el cual todavía tenía yo en la mano.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Carta contra Martín Domínguez

Señor Gobernador

Constitucional de nuestro Estado de Veracruz

Esperemos que nuestro comentario le sirva para tomar algunas medidas contra quienes dicen ser priístas intachables y de mucha seriedad, tal es el caso el caso del c.Martin Dominguez Nolasco, quien es uno de fieles servidores del diputado cenecista por tampico Tomás Gloria Requena. Martín Domínguez Nolasco actual secretario de turismo de la C.N.C quien es un hombre completamente cuestionado en lo que respecta a las concesiones del servicio público en su modalidad de taxi, mismo que ha aprovechado para cometer abusos a los trabajadores del volante.

Quien a decir de muchos quejosos las concesiones otorgadas por el Gobierno del Estado las ha vendido en cantidades estratosféricas, de igual forma los acuerdos para dichos taxis los estuvo vendiendo entre $15,000 y $20,000; pues no es justo que un sujeto como éste, se esté aprovechando de las relaciones que tiene con funcionarios menores de su gobierno, cuando usted lo pregonó que los acuerdos serían gratuitos.

Por si fuera poco el multicitado cenecista hoy en dia, por la región de Acayucan ha venido haciendo campaña en favor del actual gobernador del estado de México Lic. Enrique Peña Nieto, claro todo ello lo ha estado llevando a cabo en complicidad con su compadre el delegado de tránsito de Acayucan, el Lic. Ludwick Antonio Navarrete Escalante.

Es así señor Gobernador como ésta gente lo ha venido traicionando políticamente porque son "priístas" de convención y no de convicción, porque estos no conocen la disciplina ni la lealtad a un verdadero Gobernante con gran espíritu de servicio como lo es usted; pues sería muy factible que tomara usted las precauciones pertinentes para que gentes como éstas sean desechados de instituciones honorables.

Haciendo Líderes

Salvador Muñoz

La confianza es fundamental en las relaciones humanas y es lo que sostiene a las empresas y todos los vínculos de negocios. Así habla Carlos Llano, profesor fundador del Ipade.
¿Qué es el Ipade? Por sus siglas, el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa. Para el común de los mortales, una escuela inaccesible, más difícil que preparatoriano yendo a bailar a Chalma para ver si entra a la UV.
Sí, no cualquiera entra a este Instituto de formación humana basada en el espíritu del Opus Dei, por supuesto, respetando ideología y creencia de cada individuo que estudia en el Ipade.
Allí, es una “fábrica de líderes”, a quienes les inculcan el sentido de la profesionalización, aprender la cultura internacional de las empresas, responsabilidad social y una visión ética en el ámbito de la vida familiar y personal.
Pocos son los elegidos en este Instituto para que sean partícipes a recibir los conocimientos que allí se imparten.
Hombres como Javier Duarte de Ochoa, Jorge Carvallo, Salvador Manssur y José Yunes Zorrilla son los nombres que, se menciona, dicen están preparándose para convertirse en eso: Líderes empresariales, con sentido social, humanitario.
Entonces, es cuando uno reflexiona:
¿Qué debiera ser un Gobernador? ¿ un diputado? ¿O un presidente municipal?
¿No un líder, no un empresario, capaz de hacer más con menos, pero con estricta prioridad su pueblo, su comunidad, la gente que lo rodea?
En fin… una simple reflexión… habrá que ver al tiempo, si el Ipade cumple su objetivo de hacedor de líderes.

¡Calaveras!

Juan Antonio Nemi Dib
Historias de Cosas Pequeñas

En la historia de mi familia se registra un siniestro que dejó huellas profundas en todos, incluso los que nacimos después de que mi abuela materna –Panchita pa’ los cuates—, Antonio –el hermano menor de mi mamá— y doña Nieves –la futura suegra de mi tío— murieron incrustados debajo de un camión cañero estacionado al comienzo de la “Curva de la Muerte”, en la carretera federal, por el rumbo de Cuihtláhuac.
A trozos, el relato se reconstruye cada vez más borroso en el tiempo: venían regresando de una fiesta de boda, viajaban seis en el Chrysler ‘De Soto’ 1959, la noche era obscura y –aquí empiezan las presunciones— repentinamente se toparon de frente con la mole del carguero bajo del cual se fue a meter el coche en que viajaban; los tres pasajeros de atrás –Blanca, la fallida novia, Victoria, también hermana de mi madre y Beto, el hijo de ésta— quedaron vivos pero gravemente heridos y, en el caso de mi tía, con dolorosas secuelas que le duraron toda la vida.
Me dicen mis hermanos que mi tío Antonio manejaba extraordinariamente bien, que era un gran conductor, como un profesional del automovilismo, pero que precisamente por eso, le “pesaba la pata”, es decir, que no se limitaba en aquello de manejar demasiado rápido; suponen que se deslumbró o que no vio con claridad y le fue imposible evitar el choque. Pero, por otro lado, algún testigo acomedido estuvo pronto a decir que la culpa del choque fue del chofer cañero, que había dejado su transporte mal colocado en el acotamiento y sin luces de advertencia.
Siempre me he creído esta versión, que explica al menos en parte un suceso brutal, trágico por donde se le vea, puesto que mi tío muerto y Blanca, su novia, estaban en los preparativos finales de su propia boda y se supone que él tenía la experiencia y las habilidades como para evitar un siniestro tan absurdo y tan fácil de prevenir.
Sin embargo, un poco de reflexión crítica obliga a replantearse los hechos, empezando por reconocer que la tecnología automotriz disponible hace 48 años era francamente rudimentaria, que se dificultaba mucho frenar un vehículo repentinamente (lo que hoy se puede hacer con relativa facilidad) y que muchos choques, por leves que parecieran, solían tener consecuencias fatales para las personas debido a la estructura de los coches, sumamente pesados, poco flexibles y, evidentemente, no diseñados para proteger la vida de sus ocupantes, que recibían de lleno y sin protección el impacto de los golpes (lo que en física llaman “energía cinética”). En aquéllos modelos de autos, los habitáculos protegían poco o nada a los pasajeros y, muchas veces, al ocurrir un choque, las mismas partes del vehículo se incrustaban en los ocupantes.
También es cierto que las especificaciones de construcción de carreteras eran sumamente limitadas comparadas con las actuales, al punto de que yo mismo recuerdo dos o tres rectificaciones y trazos nuevos a esa tristemente célebre Curva de la Muerte, en la que los siniestros se contaban por decenas hasta que se construyó la autopista que corre paralela, bajando drásticamente la densidad de tráfico y se corrigieron definitivamente su nivel de peralte y los grados de la curva.
Habría sido necesario demostrar si las luces traseras del camión estacionado estaban realmente apagadas cuando debieron estar encendidas y, por otro lado, si mi tío –viajando a velocidad conveniente y con las precauciones debidas— habría evitado el encontronazo; pero eso no se sabrá nunca. De cualquier modo, José Luis Peralta, Comisario de la entonces Policía Federal de Caminos y entrañable amigo de la familia, logró localizar al chofer del cañero que, a pedido expreso de mi mamá no fue detenido ni procesado, por dos razones simples: podía tratarse de una injusticia y, por otro lado, aun en el remoto caso de que fuese justo el castigarle, decía mi madre que nada, ni la cárcel del chofer, iba a devolverle la vida a mi abuela y a mi tío, tampoco a doña Nieves.
No sé por qué las llaman “calaveras” pero uno no entiende la importancia de estas luces traseras de los vehículos hasta que de noche, en la autopista nublada, se topa uno con el coche o camión que no las lleva o que no le funcionan.
Me ocurrió precisamente ayer, regresando con mi esposa de un compromiso nocturno en Veracruz; subiendo sobre un tramo en pendiente y también curvado, a la altura de Plan del Río: intempestivamente apareció frente a mi, a unos cuatro o cinco metros de distancia y con una lentitud pasmosa, como si su añejo motor diera los últimos alientos a modo de espasmos, una camioneta chatarra repleta de carga a la que logré distinguir por sus menguadas luces frontales y que pudo ser mi último destino o el de cualquier otro automovilista. Por suerte la libramos sin mayor contratiempo, pero entonces me acordé de la triste anécdota familiar.
El conductor de un vehículo sin “calaveras” es un homicida en potencia; no hay penuria económica, prisa por viajar ni escasez de refacciones que lo justifique; un vehículo sin luces no debe circular y menos aún, por carretera. Quienes tripulan sus coches y camiones sin luces, y en general, en malas condiciones mecánicas, en realidad expresan una profunda indolencia, enorme desprecio por su propia vida y especialmente, por los demás. Manejar sin luces es igual y a veces más grave que manejar sin frenos, es igual que conducir borracho (a), es igual que jugar a la ruleta rusa pero con la vida de otros.
Las reglas de tránsito se hacen no para completar los ingresos de los encargados de aplicarlas, sino para evitar accidentes y salvar vidas. Por lo menos a estas calaveras hay que respetarlas y mantenerlas con vida.